Óleo sobre tabla
130 x 87 cm
Esta obra me ha llevado aproximadamente cuatro meses y medio. Ha sido especialmente compleja en algunos puntos, como en nivel de detalle de las texturas.
Generalmente la lluvia se suele asociar a la tristeza, siendo un recurso muy empleado (por ejemplo en el cine o la animación) para impregnar de dramatismo una escena. Sin embargo aquí, este elemento dota a la pintura de una enorme potencia visual, con reflejos, y unas texturas más recargadas, especialmente en el primer plano.
Otro aspecto fundamental es el formato vertical, ya que transmite inestabilidad y potencia, todo lo contrario del formato horizontal, que tiende a transmitir una mayor sensación de reposo.
Dentro del proceso, en esta ocasión se muestra con una primera vista general de la obra, y seguidamente por zonas diferenciadas. De esta forma se pierde la visión cronológica del desarrollo de la obra, pero a cambio se pueden apreciar mejor los cambios que van sufriendo las distintas partes de la obra.
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